Archivo mensual: enero 2017

De los enterramientos, necropolis y catatumbas

DE LOS ENTERRAMIENTOS, NECROPOLIS  Y CATATUMBAS

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 San Honorato y San Ginés – Vidrieras de San Trófimo en Arles.

 

 

Estos últimos días estoy intentando terminar algunos libros que tenía comenzados desde hace tiempo, es una de las metas que me he puesto este Año Nuevo y ya había decidido que no podía dar más largas a su terminación. Tengo la mala costumbre de en los diferentes sitios a los que suelo ir tengo un libro empezado y allí se queda hasta que vuelvo, y de eso a veces pueden transcurrir meses, con lo que corría el peligro de cuando  retomara su lectura hubiera olvidado lo leído anteriormente. No es la primera vez que me sucede y como consecuencia de ello tengo que volver  releerlo o al menos  hojearlo para retomar el hilo de la narración, la única disculpa que tengo para esta aparente dejadez o incumplimientos de mis autoimpuestas obligaciones de lector son las continuadas interrupciones o recortes de lo que se supone es mi tiempo libre, y que considero son ajenos a mi voluntad.

 

La culpa de todo esto la tienen mis encantadoras nietas, pues cuando me necesitan soy incapaz de no acudir a su llamada, ellas tienen la prioridad y todo lo demás puede esperar, y en parte por eso y por otras circunstancias que me afectan igualmente y que algunos de vosotros conocéis  me encuentro en la situación que me encuentro, descolocado y con los deberes por hacer, pero si una cosa me distingue, modestia aparte es la perseverancia, tendré otras carencias pero lo que es perseverante a eso no me gana nadie, soy como la gota que cae sobre la roca martilleándola una y otra vez hasta taladrarla al final.

 

Pero señores hasta aquí hemos llegado, me lo tengo que tomar en serio y poner fin a estos incumplimientos, y sacaré el tiempo de donde sea para ponerme  al día, y creo que lo voy a conseguir, que lo estoy consiguiendo, al menos en parte. Así que retomando la lectura de uno de ellos , “La cocina del azafrán , el que tenía en el campo, he observado algo que me ha llamado bastante la atención y  me ha recordado otros lugares similares en costumbres, y que se da en otros países como el de este caso al que me estoy refiriendo. En Irán, existe la costumbre al igual que en Europa y por supuesto en nuestro país, de enterrar a la gente lo más cercana a las santuarios, iglesias o catedrales en el mundo cristiano, o en los santuarios, mausoleos y mezquitas en el mundo islámico, y sobre todo en aquellas en las que yacen los restos de santos o santones. En la mezquita de Harán en ciudad  Mashhad en la que fue antigua y milenaria ruta de la seda, en la provincia norteña de Khorasan, la segunda ciudad en importancia después de Teherán considerada la capital espiritual del país,  existen unas catatumbas aun operativas donde se entierran los miembros de las grandes familias de la provincia. Para ellos es un privilegio, porque están cerca del mausoleo de Ali ibn Musa al-Rida, considerado octavo imam del chiismo y hombre santo donde los hubiera, o de una de las figuras literarias más relevantes de la literatura persa, como el gran poeta Ferdousí (935-1020), gran recopilador de la mitología persa en la obra o libro del Shanamhed.

 

Y por otro lado tenemos la ciudad de Arles, al sur de Francia,  para mí el caso más paradigmático e interesante sobre tumbas y enterramientos, la gran necrópolis romana de les Alyscamps- nombre que es una corrupción provenzal  de les Champs Elissées o Campos Elíseos- que se extiende  a lo largo de lo que fue la antigua vía romana de acceso a la ciudad, la Vía Aurelia  que la unía con Roma(Roma sería referencia más importante en la Cristiandad por sus catatumbas). En la Edad Media en esos mismos lugares siguiendo la tradición romana los  cristianos crearon un cementerio en los arrabales de Arles en el paraje que se llama Trinquetaille , donde las tumbas de la gente influyente buscaban la cercanía y protección de la iglesia de Saint Honoré santo y venerado obispo de Arles y cuyos restos se encontraban en la iglesia adyacente, la iglesia había sido construida allí porque según la tradición allí estaba enterrado el santo y mártir Saint Genesse, nuestro San Ginés,  y al calor de la santidad  de esos Santos varones se habían ido produciendo los enterramientos a lo largo de la Edad Media, dando lugar a un cementerio en el que las tumbas estaban dispuestas formando círculos concéntricos alrededor de la iglesia buscando en esta ubicación y cercanía la influencia benigna de estos santos como intermediarios ante la divinidad. Dicha influencia santificadora y mediadora parecía estar (según se aprecian en los restos arqueológicos excavados en el entorno de la iglesia), en relación directa con la cercanía a donde se suponía que estaban enterrados. Aún hoy día el lugar es un sitio especial, una sensación de paz y serenidad lo envuelve, y nos da una ligera y pálida idea de lo que tuvo que ser en su tiempo, una impresionante necrópolis llena de magníficos sepulcros y sarcófagos romanos, algunos de los cuales(los más valiosos y mejor conservados) se pueden admirar hoy día en el Museo de la ciudad.

 

Oriente y Occidente en contraposición, pero a veces sorprenden las costumbres, con tantas cosas en común.

 

 

 

Murcia, 31 de enero de 2017   

Nota sobre San Ginés:

En el Codex Calixtinus, guía para los peregrinos a Santiago de Compostela, se recomienda visitar:

«Un arrabal junto a Arlés, entre los dos brazos del Ródano, que se llama Trinquetaille, en donde existe una columna de mármol a la que ataron a San Ginés y lo degollaron; y aún hoy aparece enrojecida por su sangre. El mismo santo, apenas hubo sido degollado, cogió su cabeza con sus propias manos y la arrojó al Ródano, y llevó su cuerpo por el río hasta la iglesia de San Honorato, donde yace. Su cabeza, en cambio, corriendo por el Ródano y por el mar llegó, guiada por ángeles, hasta la ciudad española de Cartagena, en donde ahora descansa».

 

 

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Fantasmas…

 

FANTASMAS…

 

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Cortijo Jurado.

 

 

En estos días pasados, en que el temporal de nieve que nos ha azotado ha ido descargando con fuerza sobre nuestros campos y ciudades, y sobre todo sobre nuestras montañas dejándolas cubiertas de un manto de nieve  que los más viejos del lugar no recordaban, he recordado aquellas noches del invierno en casa de mis abuelos alrededor de la lumbre.

  

Cuando hablo de fantasmas me viene a la memoria el recuerdo de las historias de mi madre,  los fantasmas, los espíritus de los muertos, de los desaparecidos, han merodeado y han estado presentes siempre en el ámbito familiar, es algo que se puede considerar una tradición familiar. En las noches  frías del invierno la familia se agrupaba alrededor del fuego en la chimenea,  alrededor del fuego que mi abuelo había preparado con una buena troncada de leña como único remedio contra el frío que se infiltraba por los resquicios de puertas y ventanas, cuando el viento del norte soplaba  con inquietante ulular en las esquinas de la casa, y al calor de la lumbre acudían y se rememoraban las historias traídas de las consejas, leyendas y relatos mas o menos verídicos, pero siempre hermosos y llenos de misterio, que corrían de boca en boca por esos campos de pan llevar que abarcaban las pedanías del sur de la cordillera : Corvera, Baños y Mendigo, Los Martínez del Puerto, Gea y Truyols, La Tercia, Avileses y Balsicas y Sucina, y los caseríos que se desparramaban dispersos en las estribaciones  y fragosidades de estas sierras y que llegaban hasta los límites indefinidos e imprecisos donde termina el Campo de Murcia y empieza el Campo de Cartagena, si es que de alguna forma se pueden considerar como cosas diferentes y con límites, aunque para mí siempre  una forma de diferenciación ha sido la extensión y límites del cultivo del almendro. Para mí el almendro ha sido el elemento diferenciador y que habría delimitado el ámbito geográfico de ambos campos, y  también vendría marcado por los limites entre el secano y el regadío, regadío que en Campo de Cartagena ha ido  asociado a los molinos de viento y las aceñas, claro que hablo del regadío tradicional que tan poco tiene que ver con el que se da en la actualidad.

 

Sí, es extraño, porque hablo de algo que ha desaparecido ya, de un mundo que se fue difuminando por el paso de los años, que ya no existe, hablo del pasado por supuesto. Esas costumbres y hábitos ya no se dan en nuestro tiempo, las circunstancias de la vida familiar han cambiado y pasado a la historia, sus protagonistas han ido desapareciendo poco a poco y van quedando cada vez menos que puedan dar testimonio de ello. Yo lo viví en mi niñez, recuerdos difuminados quedan en mi memoria de eso, pero quién lo había vivido con intensidad, quién mantenía en su memoria el recuerdo nítido de todo ese acontecer era mi madre, ella sí, ella lo recordaba todo, como si lo estuviera viviendo, solo había que tirar del hilo de sus recuerdos, como cuando cuentas un cuento a los niños, con esa frase que empieza por “erase una vez…”. Y la historia y el relato surgía atrayente y misterioso de la tradición, y se perpetuaba en la transmisión oral.

 

Y las historias y los recuerdos brotaban con fuerza, como brota el manantial después de la lluvia. Las leyendas y consejas de los viejos se transmitían a los más jóvenes y niños y los relatos llenos de misterio, de tensión y dramatismo a veces, en las que nuestra imaginación quedaba  atrapada en aquellas noches, al calor de la lumbre y en el entorno de la chimenea. Se iban desgranando las historias de los aparecidos en la Casa Pintada, de la Casa Alta, o de los fantasmas de Lo Campuzano y de Valderas,  de la procesión de las ánimas benditas que desfilaban por el dormitorio de mi madre, de las premoniciones de mi abuela, del como se hizo presente el primo Domingo (desaparecido en la Batalla del Ebro en la Guerra Civil),  en esos extraños sucesos que se dieron en la casa familiar en Los Palacios, y como no, de los relatos sobre anécdotas e incidencias de fiestas, desastres y muertes a veces no explicados, de apariciones sin explicación racional, de epidemias como la terrible de la Gripe Española de 1918 que diezmó a  parte de la familia, dejando sus secuelas de dolor y muerte.

 

Y siguiendo esa tradición familiar siento que el vacío se produce en mi rededor, que los seres queridos (familiares y amigos) van abandonándonos inexorablemente conviertiendose también en fantasmas, que el frío gélido del paso del tiempo es más temible o terrible que el de cualquier temporal, por intenso que este sea, y que por desgracia nada  podemos hacer para ponernos a salvo o al abrigo del mismo.

 

Porque entre otras cosas todos llevamos a nuestros fantasmas a las espaldas, forman parte de nosotros.

 

 

Murcia, 25 de enero de 2017

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Desasosiego..

DESASOSIEGO

 

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Galán de noche  en enero(Piedras Duras)

 

 

En estos últimos días me embarga la sensación de que hemos llegado a un callejón sin salida o a una encrucijada que no tiene retorno, los franceses lo llaman un Carrefour, sí, sí un Carrefour como los grandes hipermercados, y no tiene retorno porque empiezas a ver en lontananza  las orejas al lobo, durante el año pasado, un año nefasto sin lugar a dudas, he visto desaparecer a tanta gente querida que siento que he quedado al descubierto y desnudo, en primera línea , se podría decir que un sentimiento de desesperanza te atenaza.  Siempre he pensado que no llegaría  a viejo, en la línea y de acuerdo con la tradicción familiar. Uy! que me perdonen los compañeros por emplear esa palabra, la de viejo claro, hoy sería más adecuado y para no herir susceptibilidades decir más mayor o algo parecido, aunque  la verdad sea dicha a estas alturas me importa bien poco como quiera que lo queramos llamar. Lo cierto y verdad es que en pocos meses la situación ha ido de mal en peor hasta llegar a esta sensación de casi permanente desasosiego e incertidumbre  a la que nos enfrentamos, y a riesgo de parecer reiterativo ahí estamos.

 

Y ese desasosiego está influyendo de forma significativa en algunas de mis actividades (léase por ejemplo mi blog al que tengo un poco abandonado ),una cierta dejadez, coronada por esa actitud de dejar pasar el tiempo, de desentenderme de ciertas responsabilidades y disciplinas, abulia tal vez sería la palabra, esta situación me atenaza y paraliza, sin fuerza para superarla , así sin hacer nada, como he dicho anteriormente, dejándome arrastrar por la corriente  de ese río inexorable que es el río de la vida, que nos arrastra como una barca a la deriva que ha perdido el rumbo y espera como mal menor quedar encallada en los juncos de la orilla.

 

Ese es mi estado de ánimo que me lleva a esto otro y que es difícil de explicar,

 

Sin fuerzas esperaré

A que el inexorable tiempo pase

Esperaré resignado

lo que el destino nos depare

 

Sin fuerzas esperaré

Sentado en el diván,

de mis recuerdos

Añorando los tiempos pasados

En  que fuimos tan felices

 

Sin fuerzas esperaré,

Aquellos  días alegres que tanto echo de menos

Donde mi corazón latía al unísono del tuyo

Compañera

 

Sin fuerzas esperaré,

En los que el horizonte brillaba

en su limpidez

sin la menor nube que lo empañara

 

Sin fuerzas esperaré,

Pero la esperanza no me abandonará

Nunca

 

Y esperaré rezando, firme

Pero sin tristeza

 

 

Murcia, 18 de enero de 2017

Nota del escribidor:

Un cierto desasosiego, cierta incertidumbre, una pizca de desesperanza,y un alto grado de abulia y dejadez me embargan en estos primeros días del año, supongo que es algo temporal y que superaré con el tiempo, pero es que el tiempo está en mi contra. Pero me queda la esperanza y esta no me abandonará nunca, al menos es lo que espero.

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