Archivo mensual: junio 2020

Un extraño e inesperado hallazgo

UN EXTRAÑO E INESPERADO HALLAZGO

(Una historia dentro de otra historia)

 

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Estatua del conde de Floridablanca en Murcia

 

 

Hace unos días comentaba en uno de mis “post” la entrega a la lectura en estos tiempos de confinamiento, hemos leído mucho, muy entregados a la lectura, libros de todas clases y géneros han pasado por nuestras manos. En mi caso he aprovechado para subsanar alguna de las lagunas que adolecía en alguno de esos géneros, concretamente en la novela negra, que por cierto no tengo muy claro el porqué de esa denominación, y además estoy dudando si novela negra y policiaca son la misma cosa, no lo tengo claro, creo que en lo fundamental solo existen buenas o malas novelas, esa es la división de géneros que realmente entiendo.

 

El caso es que con esa idea y para ponerme al día cayeron en mis manos -lo localicé en una de las bibliotecas de la ciudad- un libro, una edición mexicana de 1980, con varias de las novelas (Novelas Escogidas) de un autor emblemático y tal vez el más famoso y  representativo de la novela negra: Samuel Dashiell Hammett, entre ellas estaba, como no, la más famosa de todas:” El Halcón Maltés”, y para aquellos que no la hayan leído, ni visto la película, basada en la misma, comentaré que la trama de la misma gira en torno a la búsqueda de una estatuilla que representa un halcón supuestamente muy valioso, valiosísimo más bien. La cosa  fue que cuando la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén fue expulsada de San Juan de Acre durante las Cruzadas, se refugió, en la isla de Rodas, por lo que eran conocidos también como los Caballeros de Rodas, y bajo el empuje de los turcos en mil quinientos treinta, al ser expulsados de allí solicitaron al emperador Carlos V la cesión de Trípoli, y las islas de Malta y de Gozo donde terminaron instalándose, y la Isla de Malta fue desde entonces la sede de la soberana Orden -y un bastión ante los turcos -, esta cesión se hizo a cambio de un tributo simbólico que tendrían que pagar todos los años al emperador, un halcón, como recordatorio de que la isla seguía perteneciendo a España. Los jerarcas de la Orden “concibieron la feliz idea como tributo del primer año, no un insignificante pájaro vivo, sino un glorioso halcón de oro incrustado de pies a cabeza con las joyas más hermosas de sus cofres” para demostrar al emperador su agradecimiento. A lo largo de los siglos esta estatuilla y por diversos avatares nada claros, va pasando de unas manos a otras hasta que aparece en los Estados Unidos.  Tras el halcón maltés varios personajes dispuestos a todo pugnan por todos los medios de conseguirlo.

 

Hasta aquí más o menos todo normal, lo extraño, lo que me ha sorprendido como lector ubicado geográficamente en la región a la que pertenezco ha sido la aparición de un personaje murciano en la cadena de los supuestos antiguos poseedores del Halcón maltés, según el autor.

 

Transcripción de la novela:

“Sea lo que fuere, entró en poder (el halcón) de un español que formaba parte del ejército que ocupó Nápoles en el año de mil setecientos treinta y cuatro, supuestamente el padre de don José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca, que fue primer ministro (Secretario de Estado) de Carlos III rey de España y antes Rey de Nápoles. Y no hay nada que demuestre que no permaneciera en poder de esa familia por lo menos hasta el final de la Guerra Carlista en el año cuarenta de siguiente siglo. Luego hizo su aparición en París en la época que la ciudad estaba llena de carlistas que habían huido de España”.

 

Una apasionante incógnita, de dónde saca el autor esa información, no nombra al padre-no menciona su nombre- sino al hijo, que si era suficientemente conocido, y sobre todo su gestiones en Roma ante el Papa para lograr la disolución de la orden y expulsar a los Jesuitas de España que estaban enfrentados con el rey Carlos. Había estudiado la historia de España de esa época? Es verídica la historia sobre el padre del conde de Floridablanca? Acaso no era hijo de labradores de la pedanía de Guadalupe en la huerta de Murcia, que al enviudar se hizo sacerdote y tuvo un cargo en la Catedral?

 

Eso no cuadra mucho con su presencia en Nápoles con un ejército de ocupación en el año  de 1734 por las fuerzas borbónicas españolas?y así mismo se podría poner en duda la presencia de ese ejército de ocupación que puede no haber existido tampoco. Una invención literaria sin ningún fundamento.

 

 Pues no, porque también es verdad que en las primeras décadas del siglo dieciocho el reino de Nápoles estaba ocupado por los austriacos y que fuerzas españolas dieron fin a esa ocupación en 1734, en base a algún acuerdo a nivel europeo (Cambrai) y una batalla por medio, por el que se creó el Reino de las dos Sicilias (Nápoles y Sicilia) y reconoce al hijo menor de Felipe V, el príncipe Carlos (futuro Carlos III) como soberano de dicho reino.

 

Está claro que es altamente improbable- se inventa la historia- lo de la presencia del padre del conde de Floridablanca en Nápoles por esas fechas. Y lo curioso es porque recurre a este personaje puestos a inventar podía haber mencionado a cualquier otro personaje famoso. Podría deducirse de todo esto que el autor tuviera alguna relación o contacto con Murcia? Eso es lo que me intriga, esa posible conexión.

 

Que los especialistas del grupo diluciden si la cosa es posible o no, yo no dispongo de suficiente información para pronunciarme sobre el caso, pero es algo curioso e intrigante, una historia dentro de otra historia.

 

Murcia, 10 de junio de 2020

Saliendo…

 

 

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Sobre las tertulias literarias…

SOBRE LAS TERTULIAS LITERARIAS…

El libro total

El mundo de los libros. El libro abierto.

Últimamente se me plantean muchas dudas sobre si es acertado lo que hacemos en las tertulias literarias, si los criterios que aplicamos son lo suficiente objetivos y si las valoraciones no están demasiado influenciadas por las circunstancias que rodean al autor y su obra y por las mismas del grupo tertuliano, de su nivel cultural por ejemplo, por sus ideas políticas también, por sus gustos personales por supuesto, e incluso por otros factores como puedan ser tan subjetivos como su estado de ánimo y su misma personalidad –si es más o menos influenciable por las opiniones y los análisis de los más preparados- o de la misma crítica literaria de los medios.

Las tertulias literarias tal como están planteadas no dejan de estar marcadas por un previsible y poco objetivo final, y sus resultados están muy condicionadas por el autor que se lee o se va leer, son en cierto modo tramposas y sus resultados podrían considerarse predecibles sin mucho margen de error.

No es lo mismo que se elija una obra de un escritor prestigioso y muy conocido, respaldado a ser posible por algún premio reconocido a nivel nacional o internacional, un Nobel, que sería el máximo considerando a nivel internacional, o a nivel nacional, un Goncourt, un National Award Book, un Pulitzer, un Nadal o un Planeta, por poner algunos ejemplos de los que tenemos más a mano.

Que queremos ser, que grado de objetividad sería necesario  Habría que preguntarse. Pues tal vez nos tendríamos que plantear la posibilidad de hacer una lectura a ciegas, al igual que se hace con los vinos, una cata a ciegas, probamos-leemos sin conocer el autor,  sin etiquetas ni títulos, solo el contenido, la esencia,  prescindiendo del continente o del envoltorio. Solo la materia a analizar, desnuda de polvo y paja. Pero es eso posible? Sería clarificador, muchos se llevarían una desagradable o agradable sorpresa- según del lado que estén-. Y ese sistema sería el sistema más objetivo posible dadas las circunstancias del tema.

Sería el sistema idóneo para valorar las obras literarias en los concursos a nivel nacional por ejemplo, pues seguro que surgirían bastantes sorpresas, y las conclusiones no se ajustarían para nada a los resultados que se obtienen ahora. Actualmente aunque los autores se presenten con seudónimos para disimular y “ocultar” la identidad verdadera, la cosa no funciona, no sirve para nada pues todo el mundo conoce el nombre verdadero del autor o autores, pura hipocresía.

Pues porque no plantearse esta opción para llevar a cabo una valoración lo más objetiva posible, una apuesta por la calidad sin que los intereses comerciales de las grandes compañías editoriales se entremezclen o condicionen los resultados,  y alteren la toma de decisiones de los  supuestamente tribunales independientes o mesas de selección, constituidos por profesionales y conocedores del sector. Que los resultados no estuvieran condicionados por intereses espurios.

En estos días de oscuro confinamiento que hemos estado entregados a la lectura con más dedicación que nunca, aunque solo sea por eso de que no teníamos otras muchas opciones, te vienen  a cabeza estas posibles o más bien imposibles sugerencias, que siendo realistas y por la dificultad de su aplicación tendríamos que descartar, pero por soñar que no quede.

Y lo de la cata a ciegas de los vinos viene como anillo al dedo. Su idoneidad. Como un libro abierto, le he tomado cariño vaya.

Murcia, 30 de mayo de 2020

Nota aclaratoria del escribidor

Me importas tú,
Tu sí escribes muy bonito,
Para tí soy libro abierto,
Escribe en mí ¡te necesito!.

Gerardo Reyes.

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