La Torre Varadero
LA CIUDAD DE LAS SIETE TORRES…
Érase una vez… una ciudad que se estiraba a lo largo de veinte y tantos kilómetros.
A uno y otro lado estaban los dos mares envolviéndola como una gran salchicha, por un lado la laguna salada algo más salada de lo normal, tanto que la podríamos llamar la laguna resalada, más chica que el otro mar, más delicada también, envuelta en sus nieblas mañaneras, con sus tímidos y suaves amaneceres, y dónde se reflejan en sus aguas tranquilas los apoteósicos atardeceres y las esplendorosas puestas de sol.
Al levante de dicha salchicha, o quizás deberíamos decir manga -que queda como más elegante- se encuentra el otro mar, el llamado Mar Mayor por la gente del lugar, lo que en los mapas se conoce como Mediterráneo, mar agitado por esos vientos y esas historias que lo han conformado por sus pueblos ribereños.
Y si una cosa distingue a esta población urbana , -vamos a llamarla ciudad- aunque no lo sea exactamente por su peculariedad -larga y delgada como un salchicha – son sus torres que brillan en la noche como antiguos faros o tal vez como torres defensivas que hacen frente al mar, como las proas y espolones de los antiguos barcos, presentando batalla a los temporales que asolan las playas durante el invierno.
De nombres extraños y mitológicos, las torres se extienden a lo largo de la zona urbana, desde el kilómetro cero. Las más antigua y nombrada, la Hexagonal oscura y hérmetica.en sus orígenes, es la puerta de la Manga, su geometría la define en su exacta perfección, retranqueada respecto a la línea de playa, es la entrada mágica a ese mundo diferente e icónico parece surgir de las primitivas arenas, de las dunas fósiles que delimitan el espacio antiguo de las Amoladeras con su vegetación caracteristica y genuina de lo que fué la Manga salvaje en sus orígenes y con sus extrañas y hermosas azucenas de mar que florecen junto al sendero de acceso a la playa.
A continuación y por orden de antiguedad tenemos la torre Varadero con sus veinte pisos una estrella de cuatro puntas en planta que se asoma a la playa del Entremares con su perfil de piedra clara. Es uno de los techos del lugar siempre avizor.
Dejamos detrás al hotel Entremares y a unos trescientos metros nos encotramos con otra torre de las más antiguas, con nombre de dios griego, la Zeus, de planta estrellada de tres puntas y de fachadas en tonos azul claro y blanco, también asomada a la playa y vecina de las Sirenas.
Y a continuación una torre más modesta la Montecarlo con sus doce plantas, también asomada a la playa, de tonos rosados y planta rectangular.
Y siguiendo el recorrido que nos lleva al interior de la Manga tenemos las torres rectangulares con sus proas embistiendo al mar, de la gran urbanizadión de Las Sirenas, con fachadas en azul y blanco característico de la urbanización.
A unos dos kilómetros del punto de partida aproximadamente, nos encotramos la torre de Nuevo Puerto Bello, de catorce plantas,cuadrada y de color asalmonado, esta si mas retranqueada a orillas de la Gran vía que atraviesa La Manga de sur a norte.
Y por último la torre Rosada de diez plantas y planta cuadrada, asomada a la playa y muy cercana a la llamada Gola del norte o de Calnegre, que comunica los dos mares y que se abrió en los años sesenta.
Esto pretende ser como una pequeña historia de esta parte de La Manga y de sus edificios más emblemáticos y representativos, todos tienen su historia y hasta alguna leyenda. De día las torres con sus perfiles imprecisos se difuminan bañados de tanta luz. De noche adquieren otra consistencia .sus ojos parpadean con la brisa nocturna y la magia se hace presente envolviéndose en el misterio de las leyendas de tiempos pasados, relatos de piratas berberiscos, naufragios de barcos fenicios y romanos en sus islas adyacentes de origen volcánico.
Creo que este relato, esta historia, bien podría llamarse la estirada Ciudad de las Siete Torres.
La Manga, 25 de julio de 2023
Este post va dedicado a mi amigo Santiago Delgado que siempre me ha animado a escribir y al que siempre tengo en mente. En señal de agradecimiento y en su onomástica.